DIAKINA FOFANA, EL HOMBRE DESAPARECIDO EL 3 DE SEPTIEMBRE, MURIÓ APUÑALADO
Los dos presuntos autores de la muerte de Diakina Fofana comparten celda en la cárcel de Sangonera
Diakina Fofana, el hombre cuyo
cadáver era encontrado en un pozo en Jumilla el pasado martes
por la noche, murió
apuñalado, indican fuentes cercanas a la investigación.
Desde la
Guardia Civil, según La Opinión de Murcia, no confirman nada de forma oficial
porque el caso se encuentra bajo secreto
sumarial, aunque los dos presuntos autores del
crimen ya están en prisión provisional desde el pasado viernes. Se
trata de dos jóvenes de 22 y 23 años
respectivamente, hondureños y parientes, que comparten celda en la prisión de
Sangonera, donde, por el momento, no tienen una actitud
conflictiva, dicen las mismas fuentes.
Al
menos uno de ellos habría admitido su participación en el crimen, hasta
el punto que condujo a los investigadores al pozo donde dejaron a Fofana.
Víctima y
presuntos agresores habrían mantenido una riña que fue subiendo de tono, hasta que
aparecieron las armas blancas. Tras atacar a Fofana, y ver que estaba muerto,
decidieron ocultar su cuerpo con el objetivo de hacerlo desaparecer. Optaron por un
agujero que estaba en un caserío en
ruinas, ubicado en el paraje Término
de Arriba, donde pensaron que nadie lo encontraría.
Cuando se
le perdió la pista, sus amigos (Fofana no tenía parientes en tierras murcianas,
su esposa e hijos estaban en Malí) pidieron
ayuda para localizarlo, puesto que estaban seguros de que la
suya no era una desaparición
voluntaria, como desgraciadamente ha sido
Al
hombre, residente en Jumilla desde hace
más de quince años, se le buscaba desde hace más de 50 días,
después de que se le perdiese la pista al poco de regresar de su Malí natal,
donde todavía viven su esposa e hijos y él había pasado unas vacaciones, tras
las cuales volvió a la Región, para continuar trabajando y mandar dinero a su familia.
El coche con el que
supuestamente Fofana se dedicaba a transportar gente fue encontrado, días
después de la desaparición del hombre, aparcado
en una calle en la que no solía dejarlo, algo que extrañó a sus
amigos. Los cuales tenían claro que al vecino le había pasado algo, que no se
había ido de forma voluntaria.
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