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Presentado en las XXVIII Jornadas de Patrimonio de la Región de Murcia el “Estudio para la salvaguarda del patrimonio inmaterial de los trabajos con la técnica del esparto y la paja de centeno

 


El director del Museo de Etnografía y Ciencias de la Naturaleza de Jumilla, Cayetano Herrero González y la colaboradora del Museo Ana María Olivares Muñoz, han presentado en las XXVIII Jornadas de Patrimonio de la Región de Murcia el trabajo: “Estudio para la salvaguarda del patrimonio inmaterial de los trabajos con la técnica del esparto y la paja de centeno” que conservamos en nuestro Museo de Etnografía.

Este trabajo se ha centrado en el estudio de la cestería realizada con paja de centeno y esparto, al ser esta una técnica en vías de desaparición. Tradicionalmente, en Jumilla se realizaron gran variedad de este tipo de utensilios, denominados genéricamente como escriños, y que actualmente se encuentran totalmente en desuso. En el Museo se conservan una buena colección de este tipo de piezas, muy variadas: balanzas, capazos, cestos, bandejas, paneras, torteros, etc.

El presente estudio de este patrimonio inmaterial ha permitido reconocer una de estas piezas como elaboración local, tratándose de un endemismo del territorio de Jumilla, por lo que lo ha sido catalogado como “Tortero de Jumilla”, al no encontrar ningún paralelo en otro municipio de tradición espartera. Está fabricado como una pequeña mesa y se ha podido localizar a uno de los artesanos que realizaron estas piezas, aunque por desgracia falleció hace unos años, pero se conserva su trabajo y sus datos.

Vicente Carrión Hernández. Nació en Jumilla el 5 de abril de 1918 y falleció el 29 de abril de 2009. Sintió pasión por el trabajo del esparto, del que su familia atesora una buena colección, Hace años, le comentó a su familia que el tortero quería donarlo al Museo de Etnografía de Jumilla para que su obra perdurara en el tiempo.

Estos estudios de salvaguarda de nuestro patrimonio inmaterial del trabajo del esparto han llevado a Herrero y Olivares a localizar un tahalí de hueso, que ha puesto en valor una herramienta para arrancar el esparto, que viene de la prehistoria peninsular. El primer trabajo que describe el tahalí lo realiza Plinio el Viejo, en la descripción que hace de esta zona de la península Ibérica y de los íberos, del esparto y de su utilización y forma de arrancarlo “hacen esteras, pequeñas antorchas, de esto hacen alpargatas (esparteñas) y tapices de esparto de los pastores. Para otros usos se arranca con esfuerzo, con las piernas protegidas, la mano protegida con manguitos de tejido, o con soportes de hueso o de madera2.

Este tahalí de hueso es un metatarsiano de una cabra u oveja al que se le realizó una perforación en su parte distal, donde se encuentran las falanges, por donde se le ha pasado un cordel de esparto picado, para sujetarlo a la muñeca como a cualquier tahalí actual. Siendo exactamente igual al descrito por los romanos hace 2.000 años y que en la actualidad es una rareza poder encontrar en un museo de etnografía.

Los autores de este trabajo se muestran muy satisfechos con el hallazgo de esta pieza excepcional, que nos acerca a la cultura de miles de años. Que ya usaban los íberos y que es un patrimonio (de momento único), que refuerza la Cultura del Esparto como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial y Material.

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