El Colegio de Ingenieros Agrónomos pide para Casa Castillo la Medalla de Oro de la Región
La máxima puntuación alcanzada por
el vino de la bodega Casa Castillo, que encabeza José María Vicente es la
consecuencia directa de años de una labor sustentada en el respeto al terruño,
rasgo que se hace extensible a otros vinos de la propia Casa Castillo (98
puntos para Las Gravas 2020 y 97 para el Pie Franco de 2017).
Para el bodeguero, la buena
nueva viene a confirmar que “estamos siguiendo una línea de trabajo correcta,
tanto en lo referente al cuidado del viñedo como en la elaboración” lo que “nos
plantea un gran reto de cara al futuro, puesto que a partir de ahora tenemos
que seguir manteniendo este nivel”. Vicente señala que el respaldo crítico
recibido tanto por sus vinos como por otros elaborados en la región supone un
“revulsivo” para la zona del sudeste español que, en su caso, se ha traducido
en la recepción de “multitud de llamadas de nuevos importadores y de nuevos
clientes, aunque nosotros llevamos ya años trabajando con una serie de
distribuidores fijos, por lo que lo que hemos hecho ha sido afianzar esas
relaciones”.
Las puntuaciones otorgadas por
la guía creada por Robert Parker suponen la valorización del conjunto del
sector y sitúan a Murcia como una de las áreas de relevancia dentro del
panorama enológico internacional. El impacto mundial de la publicación
norteamericana abre las puertas de la región a aquellos amantes del vino
interesados en descubrir nuevas etiquetas que comparten características
organolépticas con las referenciadas por el crítico Luis Gutiérrez en su
artículo ‘España, Central y Mediterránea, aquí llega el sol, la legendaria
añada de 2020’ para The Wine Advocate en el que señala que la añada 2020 presenta
vinos “de una versión mejorada a la 2017, con más frescura y equilibrio, con
muchas direcciones produciendo sus mejores vinos. Vinos sin timidez, con poder
y concentración, como deben ser los del Mediterráneo, pero también, frescura,
equilibrio, elegancia y filigrana”.
Por ello, según publica el
diario regional la Opinión, el Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de la
Región de Murcia (COIARM) manifiesta que “ahora que se le acaba de hacer
entrega de la Medalla de Oro de la Región de Murcia a nuestro tenista Carlos Alcaraz por sus éxitos
internacionales, es un buen momento para reivindicar la trayectoria del sector
vitivinícola y solicitarla para una bodega como Casa Castillo, que lleva años
viviendo en la excelencia y cuya repercusión mundial es hoy incuestionable”.
El decano del COIARM, Andrés
Martínez Bastida, incide en que “desde una perspectiva sectorial este
reconocimiento es importantísimo, más aún cuando atravesamos un periodo en el
que asistimos a la reducción de la superficie vitícola, que se contradice con
un aumento de la producción debido al cambio de sistemas de vaso a espaldera y
de secano a regadío, algo que incide directamente sobre la calidad de la uva,
cuestión fundamental para producir vinos de alto nivel. También hay que tener
en cuenta el abandono de las explotaciones por parte de pequeños viticultores a
causa del precio de la uva, lo que nos ha llevado a un modelo de bodegas con viñedos
propios. Estamos inmersos en este proceso de cambio y este tipo de valoraciones
vienen a demostrar que a pesar del momento crítico que atraviesa el sector
vitivinícola no solo a nivel regional, sino también a nivel nacional, este ha
demostrado que apuesta claramente por los vinos de calidad frente a las
producciones a granel de otras regiones”.
Para Martínez Bastida, “las
zonas vitivinícolas de la Región de Murcia son ahora mismo y sin ninguna duda
el centro de atención y eso generará innumerables opciones de negocio que
repercutirán en la fijación de la población y, a su vez, de nuestro paisaje.
Desde nuevos proyectos bodegueros a nuevas actividades que rentabilicen las
externalidades del sector”. El decano del Colegio de Ingenieros Agrónomos
señala que “las administraciones deberían estar preparadas para que todas estas
inversiones que están en consonancia con la esencia de este territorio se
afiancen cuanto antes y, como en todas las ocasiones, el COIARM está en
disposición de colaborar para facilitar la obtención de las correspondientes
licencias y autorizaciones”.
Para José María Vicente, la
catalogación que The Wine Advocate ha hecho de sus vinos demuestra que “no hay
variedades malas ni innobles, hay que saber adaptar el cultivo, las
elaboraciones y el perfil del vino al consumo actual sin perder la personalidad
ni la tipicidad de los vinos de Jumilla. Los vinos de Casa Castillo tienen que
ser representantes tanto del paisaje en el que surgen como de la filosofía de
la bodega”. La monastrell adquiere así un valor capital.
Desde el Colegio Oficial
de Ingenieros Agrónomos de la Región de Murcia reconocen que ha habido un claro
cambio de tendencia: “Antes no teníamos problemas de producción, pero sí de
elaboración. Ahora es al revés, se están haciendo mejores vinos que nunca y la
apuesta por los vinos de calidad posiciona al sector vitivinícola regional que
busca la excelencia en sus caldos, pero que a la vez necesita de otros vinos
para para poder mantener la actividad. Nuestra batalla, como ingenieros
agrónomos, pasa por apostar por una mejora continua del sistema productivo:
mejorar el manejo del cultivo y las infraestructuras de las propias bodegas,
porque la tecnología, el terruño y la calidad no están, en absoluto, reñidas,
sino todo lo contrario. Con la incorporación de tecnología seremos capaces de
hacerlo mejor”.
El decano del colegio sugiere
que “el sector vitivinícola, no solo a nivel de la región sino a nivel
nacional, tiene un gran recorrido y tiene que ser un gran revulsivo para el
medio rural, pero hay que mejorar la estructura, la organización y la
planificación para asegurar la sostenibilidad a largo plazo y la integración de
esos pequeños productores que hoy están abandonando sus viñedos. Para ellos es
fundamental que las administraciones cambien el sistema de apoyo al sector
pasando a un sistema más integral, similar al que se lleva a cabo con los
programas operativos de frutas y hortalizas, donde existe un apoyo global a la
actividad en lugar de apoyos puntuales como los que se aplican en el sector del
vino, en el que de forma independiente se apoya a la viticultura, a la
exportación, etcétera”. Para Martínez Bastida, “las herramientas existen, sólo
es cuestión de ordenarlas y agruparlas de forma global para que se pueda
realizar una planificación integral de todas las actuaciones del sector y los
pequeños agricultores no tengan que abandonar sus cultivos”.
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