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007: Sin tiempo para morir


La Ć©poca Craig llegó a su fin, y con un final tan siniestro como Ć©pico. Esta semana he podido disfrutar del Ćŗltimo film del agente britĆ”nico con licencia para matar. Pero antes de entrar en la pelĆ­cula, permitanme  decir un par de cosas. 

El próximo aƱo se cumple el sesenta aniversario de la primera aparición de 007 en pantalla grande. Sean Conery fue su primer interprete y para algunos mayores, el mejor Bond. Y desde entonces nos han estado educando que occidente y mĆ”s concretamente Inglaterra, podĆ­a solucionar algunos problemillas a base de terrorismo de estado. Es decir, soltaban a un asesino que podĆ­a matar impunemente y no pasaba nada. 

Alguien puede pensar, esto es sólo en el cine. Pues lo triste es que en la realidad, ocurre. Pero vayamos a lo que importa. 

James Bond 007, un icono masculino que con los aƱos dejó de ser un seductor magistral, dejó de fumar, lo que no hizo fue dejar de beber, eso sĆ­ con Craig, menos y hasta parecĆ­a un luchador de MMA. Y que con las Ćŗltimas pelĆ­culas de Daniel Craig encarnĆ”ndolo, se soltaron algunos golpes bajos a la Ć©lite. Claro que ni de lejos como en CapitĆ”n AmĆ©rica 2: el soldado de invierno. 

Cuando comencĆ© a ver las pelĆ­culas de James Bond, esperaba ansioso cada verano para contemplar, no solo a los bellezones que salĆ­an, si no los nuevos artilugios que "Q" mostraba en cada misión, cada vez mĆ”s enrevesada. DespuĆ©s se trasladaron a noviembre, pero seguĆ­a emocionado. Y tengo que decir que todas las pelĆ­culas de Bond tienen su encanto, y a veces sus garrafales fallos como en Operación Trueno y las gafas submarinas. Sin embargo, ver como el tipo se las ingeniaba para salir airoso de todo lo que se le aparceĆ­a por delante, bien fĆ­sicamente a puƱetazos, armas, intelectualmente con preguntas sobre especies imposibles <no olvidemos que Bond se licenció en todo lo habido y por haber con matricula de honor, que habla no se cuantos idiomas y es un fiera en astrofĆ­sica>, sobresaliente en juegos de azar, o simplemente ligando con la chica del malo era un deleite para los sentidos. 


Es indudable que la serie Bond ha marcado una Ć©poca. No conozco a nadie que no haya visto, al menos, una de sus pelĆ­culas. E independientemente de la opinión que uno tenga del actor, siempre disfrutarĆ” de ellas. Incluso la de George Lazembi, un australiano que se inventó el curriculum para interpretar a Bond. QuizĆ”s la mĆ”s floja de la serie. Y en la Ćŗnica en la que Bond, se casa por amor. 

Sin tiempo para morir, dirigida por  Cary Fukunaga, un presupuesto de 300 MM de dólares y dos horas cuarenta y tres minutos de adrenalina. Normalmente todas las pelĆ­culas de Bond tienen un prólogo de unos minutos y despuĆ©s entra la famosa melodĆ­a y la vista a travĆ©s del cañón de un arma. Cosa que literalmente es imposible, pero al parecer quisieron figurar la mira, o al director de la primera, se le ocurrió hacer la toma desde dentro del arma, a lo que Bond dispara antes y vemos la pantalla teƱida de sangre de la vĆ­ctima. 

Pues bien, esta tiene dos prólogos a cual mÔs interesante y que nos sitúa al final de Spectra. Pasan unos 40 minutos para que salga el título y la canción de turno que pasa con mÔs pena que gloria. Nada que ver con los temazos de Tina Turner o Adele.

Yo no voy a contar la pelĆ­cula, vayan al cine y disfruten, pero si voy a hablar de la intención de Craig para irse del personaje y cabrear a medio planeta. Para los mĆ”s curiosos, la trama va sobre un virus mortal. No sĆ© si les suena. Bond retirado en JamĆ”ica, (que es donde se inicia la primera pelĆ­cula, Dr. No.) es forzado a reincorporarse, vive en un casoplón magnĆ­fico que contrasta con la pobreza de la zona y porquĆ© no decirlo del paĆ­s. Pero es lógico, ha crecido entre hierba y el 90% de la población estĆ” colocada... en fin, sigamos. 

Nada mĆ”s irse a su casa despuĆ©s de perder varias partidas a los chinos con Felix Leiter, nos presentan a lo que hasta aquĆ­ era una buena peli. La nueva 007, que con esto de ser polĆ­ticamente correctos es mujer y negra. 


A ver si nos enteramos. James Bond es un dĆ©spota creible por su capacidad camaleónica de adaptarse a toda situación. Por su frialdad en combate y su resolutiva mente. En esta pelĆ­cula, aunque se esfuerza la chica, no brilla. Vamos que no es la viuda negra. Esperemos que la seƱora Broccoli se lo replantee. 

Daniel Craig con 45 aƱos, estĆ” viejo para el papel de Bond que exige una forma fĆ­sica propia de Thor. Recordemos que es el Ćŗnico Bond que suda, sangra, y se ensucia. El resto de actores ni soƱaban con hacer ni la mitad de lo que hace este tipo. Roger Moore seducĆ­a a Grace Jones (37) con 58 aƱos (no es broma) Lo que resulta muy curioso ya que Bond es alcohólico empedernido, De ser verdad, es decir realidad, Bond estarĆ­a todo el dĆ­a borracho a niveles asombrosos ya que la media de ingesta de alcohol diario era mĆ”s que preocupante. 

Desde Casino Royale, los productores quisieron hacer un universo marvel con Bond y pensaron que las cinco o seis pelĆ­culas que Craig aguantara, serĆ­an continuadas, es decir, la nueva continuarĆ­a donde lo deja la precedente. Y los personajes estarĆ­an interrelacionados. Y ademĆ”s con un final Ć©pico donde el personaje tenga una despedida a su altura. 


Ni que decir tiene que Craig se esforzaba mucho para que su personaje brillara en pantalla, y exigĆ­a un nivel de trabajo muy elevado, se rompió dientes, un brazo, una pierna en esta Ćŗltima y tuvo varios desgarros musculares tras su encuentro con David Batista. Un apunte para los mĆ”s virtuosos. Daniel Craig se rompe dos dientes en la lucha contra el mafioso guineano en la escalera de Casino Royale, y contuó con la secuencia hasta que lo asfixia en el bajo.  Como curiosidad, el actor aceleró su muerte al ver que Craig sangraba demasiado por la boca.



En definitava, un 007 con sorpresas, mucha acción y una despedida muy Bond. Este Bond.


Ralf B. Leepman


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