A pesar del coronavirus la Abuelica Santa Ana no se encontró sola
El pasado domingo día 26, tuvo lugar la celebración
eucarística en honor a Santa Ana, titular del convento franciscano de Jumila.
En esta ocasión, las normativas para evitar la propagación de la pandemia
obligaron a tomar todas las precauciones dictadas para estos casos. Así, se
redujo a cien las sillas colocadas a 1.50, m. de distancias, se puso la
esterilla a la entrada el atrio y el gel para el caso, y sólo se permitió la
entrada a aquellos que llevaran mascarillas. En virtud de las limitaciones del
aforo la animación litúrgica de la misa la llevó a cabo el coro formado por miembros
de la colonia Santanera, como ya lo hicieran durante el quinario.
A continuación, celebraron las tradicionales “rogativas a
Santa Ana”, sólo que en esta ocasión no vieron aconsejable cantarlas procesioando
la sagrada imagen por las carreteras que bordean el convento; en su lugar, un
grupo de devotos con las debidas precauciones portaron la sagrada imagen de la
“Abuelica” por el atrio, mientras el resto de los fieles permanecían en sus
sillas. Cinco fueron las paradas en las que se rogaba a Santa Ana que intercediera
por los difuntos del Covid19 y sus familias, por los abuelos de Jumilla y su
comarca, por las vocaciones franciscanas, por los niños y adolescentes de la
Colonia Santanera, por los difuntos de Santa Ana y jumillanos ausentes. En el
intermedio de cada estación toda la asamblea, animada por el coro, cantó la
tradicional y antiquísima rogativa para que el cielo nos provea del agua
necesaria para los campos y animales. Todo concluyó a la entrada del Santuario
entonando el himno de la “Abuela Santa Ana”. A la conclusión del mismo dieron
por finalizada la celebraciones en honor de la “Señora Santa Ana”, como gustan
llamarla los primeros cronistas del Convento de Santa Ana del Monte.
Como hecho, no menos importante, hay que consignar el
trabajo que han realizado los pequeños de esa colonia veraniega a favor de las
Misiones Franciscanas. Elaboraron unos saquitos que rellenaron con diversas plantas aromáticas del huerto y las
obsequiaban a los que daban un donativo para las Misiones. En total se recogieron cuatrocientos euros.
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