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URSUS EN LA TIERRA DE FUEGO



Al parecer y como me sobra el tiempo, me han encargado que lleve esta sección. QuizĆ”s la culpa es mĆ­a por hacer una observación. Y como dijo el gran Groucho Marx, lo malo de hacer una propuesta inteligente es que te encarguen que la hagas.  Y asĆ­ ha sido. Como bien saben los que me siguen, llevo la sección de Fila 9 que la he tenido apartada durante unos dĆ­as a causa de la cantidad de información desbordante del Coronavirus, del cual ya he escrito algunos artĆ­culos publicados en esta web. 

De todos es sabida mi opinión al respecto, y esta sección #yomequedoencasa, no es para ello. AquĆ­ venimos a disfrutar. A destripar las pelĆ­culas con sus anĆ©cdotas y chismes. Pero con gran respeto hacia sus creadores que, en la Ć©poca que les tocó vivir, no tenĆ­an otros medios.

Ursus en la tierra de fuego. Esta pelĆ­cula italiana del aƱo 63, nos cuenta las batallitas de los semidioses romanos, o de origen griego, como HĆ©rcules que en Grecia se trataba de Heracles. 

Pero seamos serios, ¿QuiĆ©n irĆ­a al cine a ver una pelĆ­cula de Heracles? si mĆ”s que un fornido, parece un filósofo. Por eso los productores italianos, que estaban muy subidos por el Spagetti Western, cogieron nombres como HĆ©rcules,  Maciste, el propio Ursus, que es el nombre en latĆ­n de Oso por lo del tamaƱo y la fuerza.

Estas pelĆ­culas pĆ©plum, rodadas en EspaƱa en su infinita mayorĆ­a, nos traen recuerdos de la infancia. En EspaƱa curiosamente se estrenó en el 65 y a mi pueblo debió llegar como 10 aƱos despuĆ©s. Antes la pelĆ­culas tardaban su tiempo y mĆ”s cuando tenĆ­an que pasar por la tijera censora del rĆ©gimen, no sea que se escapara alguna teta. PodĆ­amos ver como mataban a cientos de hombres sin sangre, pero no se podĆ­a ver una teta. Debe ser por eso que tras el 75, se desmadró la cosa. 

Hoy, vistas estas pelĆ­culas, no podemos mĆ”s que reĆ­r y pasarlo bien con las  escenas tan forzadas, hĆ©roes que caen al agua y salen secos y peinados, mujeres guapĆ­simas que tambiĆ©n caen al agua y salen secas, peinadas y maquilladas. dientes de sonrisa profiden, cachas depilados y perfectamente rasurados, y que ademĆ”s no sólo son fuertes, si no que son listos, y saben de ciencia. (!) 

Pero lo mÔs rebuscado es el guión, tenia que adaptarse al héroe porque normalmente era un culturista que no sabía actuar y se movía por el set como un orangutÔn. Así que lo rodeaban de actores con mÔs o menos caché para que su torpeza pasara desapercibida, le daban frases cortas y siempre que hablaban estaba quieto, con los brazos cruzados o tumbado en un divÔn romano. Y el peso de la representación, caía sobre el inter actor.

En fin, podrĆ­a escribir un libro sobre los fallos y anecdotas de esta y otras pelĆ­culas, pero esa es otra historia. Disfruten de esta joya cinematogrĆ”fica que, con calidad VHS, se puede visionar con agrado. Y jueguen, jueguen  a descubrir cuantas veces se ve sudar al hĆ©roe tras la batallita. 

Ralf B Leepman







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